La importancia de la recuperación de la
memoria histórica para la recuperación del tejido social y la exigibilidad de
derechos, sustenta sus bases en el concepto de la cognición social. Este
concepto basa su metodología en los avances forjado por las ciencias de la
información y la neurociencia, con el fin de estudiar procesos psicológicos
como la memoria en este caso y su influencia en las ciencias sociales, marcando
la interdependencia que existe entre la cognición social y la misma acción
social. Así el contexto social tomará importancia en los estudios de los
procesos psicológicos en la medida que influirá en las interpretaciones que la
persona dará de la situación, y de cómo las personas contextualizadas tratarán
de pensar el problema con la intención de resolverlo e intentar actuar en él.
Específicamente el trabajo de la memoria como proceso en la cognición social
buscará la reconstrucción del pasado en el presente con la intención
psicológica de reconstruir la historia a partir de un recuerdo colectivo,
centrado en acontecimientos tanto personales como colectivos. Así la memoria
será un paso fundamental en la obtención de un grado mayor de salud mental que
permita confirmar la identidad personal y colectiva de la comunidad involucrada
y con esto reparar el tejido social rasgado por la mentira institucionalizada y
la polarización social.
La comisión de la verdad que arrojo sus
resultado en 1995, buscaba justamente realizar el proceso de recuperación de la
memoria histórica, con el fin de esclarecer los hechos y dar cuenta de la
realidad social que se había vivido, en tanto como ideología buscaba dar de
baja la mentiras del estado y la eximición de culpas que pretendían mantener,
dando como resultado una institucionalización de la verdad.
El recuerdo de los hechos históricos dará
lugar a entender y significar los acontecimientos. Será entonces de vital
importancia para los que quedaron, para los que perdieron a alguien en la
masacre, entender que sucedió, como, cuando, donde, a quienes y
fundamentalmente por qué, con el fin de poder re orientar sus propias vidas en
función de la verdad; pero será la ausencia de respuestas y las mentiras aquellas
que forjarán el fatalismo y el trauma psicosocial. La exigencia del olvido ante
la aparición de la verdad como una condición para la recuperación social se
basa en tres razones que tienen los victimarios: la continuación de su
ejercicio de poder, la apropiación del imaginario colectivo en la medida de la prórroga
del poder que permitirá continuar la manipulación de la verdad y los esfuerzos
de reducir la salud mental. El olvido será igualmente ideológico. Negar el
pasado buscará la construcción sin arraigo del futuro que crecerá de manera
inconsciente a la verdad, en el deseo de encubrir y mantener la impunidad de la
mentira institucionalizada y la fabricación de recuerdos autoimpuestos en un
imaginario controlado que busca dejar mejor parado a los victimarios que se
excomulgan de la verdad.
Así, de nuevo, la importancia de la memoria
histórica radicará en recatar el presente y la significación de los hechos
pasados, con la importancia que tienen y tendrán en el discurso y la
actualidad. Se re significará los eventos encubiertos y las mentiras planeadas
con el fin de revelar el verdadero significado.
Tal como plantea Leone citado en Gaborit,
2006:
«La memoria entendida
como acto de responsabilidad hacia el pasado introduce, de hecho, la dinámica
de la relación entre las generaciones, y evidencia, la responsabilidad
subjetiva de deber ejercitar una transmisión de contenidos a los sujetos que
vengan detrás, con todo el peso de la incertidumbre y el riesgo que tal
proceso, por su naturaleza selectiva, conlleva» (p. 15).
Frente a lo anterior es importante señalar
que en el caso de la masacre de Trujillo, las víctimas, en su mayoría eran
agricultores inocentes que pagaron con sus vidas el habitar un territorio
influenciado por el conflicto armado, así pues, se puede identificar alrededor
de esta situación como las familias de las víctimas en su mayoría, abogan por
mantener vivo el recuerdo de sus seres queridos fallecidos en la masacre, de
manera que muchas de estas familias y la comunidad en general se impone la meta
de limpiar el nombre de sus miembros y de devolverles la dignidad que se les ha
sido robada. En función de lo anterior, se ha identificado que se ha brindado
cierto privilegio a los victimarios y su memoria, en contraposición con las
víctimas, esto identificado en leyes como la 975 del 2005 sobre el proceso de
desmovilización y reincorporación a la vida civil de paramilitares (Moreno,
2011).
Además, se debe señalar que al hablar de
memoria histórica y recuperación del tejido social, es importante recapitular
los hechos acontecidos, de manera que se narre el papel real que jugaron todos
los implicados en la situación, tanto las víctimas como victimarios, en los
últimos encontrándose responsabilidad de las fuerzas militares y organismos del
estado, identificándose la modificación u omisión de los hechos en los medios
televisivos e impresos, dándole un papel preferencial a los victimarios como se
nombró anteriormente y librándose de culpa u ocultándose la que tuvieron las
fuerzas militares, permitiendo el desarrollo de los hechos, de manera que se
vuelve rutina o naturaliza este tipo de violencia que acontece en la sociedad
colombiana (Moreno, 2011).
Así pues, debe agregarse que la masacre de
Trujillo sigue impune, al no existir ningún tipo de fallo condenatorio hacia
los victimarios de esta situación, pese que la fiscalía confirmo las
ejecuciones extrajudiciales que se llevaron a cabo en contra de los campesinos
que fueron acusados de guerrilleros y asesinados por paramilitares y
narcotraficantes. Es por esto que se debe resaltar que por más que se ha
realizado un proceso de recuperación de la memoria histórica de esta población,
es importante esclarecer la veracidad de los hechos, para poderse garantizar
los derechos de las víctimas de esta masacre, en búsqueda de la justicia, para
garantizarse de esta manera la reparación integral que propone la Comisión Nacional
de Reparación y Reconciliación (Moreno, 2011).
Frente a lo anterior, cabe resaltar que
alrededor de la masacre de Trujillo se ha llevado a cabo un proceso de
recuperación de la memoria histórica en el cual se encuentra la construcción
del monumento a la víctimas de esta masacre que fue financiado por el estado,
el cual brindo recursos permitiendo a las víctimas, de la mano con ONG’s
construir un parque en el cual trasladaron los osarios de 90 de estas víctimas,
poniéndoles placas su nombre y una ilustración en relieve de los oficios que
realizaba, con el objetivo de devolverle la integridad a estas personas y
eliminar el estigma de su papel de colaboración con las guerrillas. Además, se
construyó una capilla y mausoleo en la cual se encuentran los restos del padre
Tiberio Fernández, al cual se realiza una peregrinación anual. Por otro lado,
es importante agregar que como iniciativa de un personaje perteneciente al
Ministerio de la Cultura, se diseñaron unas balsas de guadua que constaban de
una vela en la cual se encontraban los rostros de las víctimas, las cuales
fueron arrojadas al rio Cauca, con la finalidad de colaborar con este proceso
de duelo y reparación de las familias de las víctimas; alrededor de esta
actividad también se desarrollaron talleres a los pobladores (Moreno, 2011).
Así pues, alrededor de lo nombrado
anteriormente cabe señalar la ley 1448 del 2011 o ley de reparación de
víctimas, brinda a los ciudadanos colombianos el derecho a la verdad, justicia
y reparación con garantía de no repetición, de manera que se les reconozca su
condición de víctima y dignifique a través de la materialización de los
derechos constitucionales (Ley 1448, 2001). Es por esto que para recuperar el
tejido social de esta población, es importante realizar un proceso de
reparación de las víctimas que incluya la recuperación de la memoria histórica
a partir de la reconstrucción de los hechos, en donde se narre la situación de
manera verdadera, con la finalidad de limpiar el nombre de las víctimas y
realizar el debido proceso de restauración, en donde se imputen las debidas
consecuencias a los victimarios, que no son solamente los narcotraficantes o
paramilitares, sino que también se obligue al Estado a asumir la debida
responsabilidad en esta situación.
Esto último permitiendo a esta población el
fortalecerse y empoderarse, recuperando la confianza en la fuente de
organización del país, que en este caso es el Estado y logrando asumirse como
una comunidad fructífera que atravesó una situación debido a su susceptibilidad
perteneciente a su ubicación territorial, a partir de la cual se le adjudicó la
supuesta pertenencia o colaboración a grupos armados al margen de ley. Frente a
esto, es importante brindar la capacidad de duelo y reconstrucción de los
hechos ejecutando los debidos procesos en los cuales se trabaje con los
victimarios, permitiéndosele a la comunidad, ser partícipe de este proceso en
el cual deben de llevarse a cabo las debidas acciones legales junto con la
respectiva restauración psicológica y moral.
Referencias
Gaborit, M. (2006).
Memoria histórica: Relato desde la víctimas. Pensamiento Psicológico, 2, (6), 7-20.
Congreso de la
Republica. (10 de junio el 2011). Ley de víctimas. [Ley 1148 de
2011]. DO: 48096.
Gaborit, M. (2006).
Memoria histórica: Relato desde la víctimas. Pensamiento Psicológico, 2, (6),
7-20.
Moreno, D. (2011). Volver
la mirada a Trujillo y El Salado: impunidades, silencios y batallas por la
memoria. Recuperado de
http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2011/10/mesa_22/moreno_mesa_22.pdf
PRODUCTO
"Recuperación de la memoria histórica para la recuperación del tejido social "Masacre de Trujillo""
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